La obra “Antrofonías Interactivas”, por ejemplo, me ha llevado a explorar las relaciones entre el sonido y la sociología, relacionando personas, tecnología, música y oficios.

Otra de las fortalezas que me atrae del sonido y la música es su poder para provocar e influir sobre nuestro estado de ánimo, emociones, sensaciones, capacidades cognitivas. De todas las artes, la música es la más directa. En un futuro cercano, con toda probabilidad, la ciencia desvelará cómo afecta en la expansión de nuestras capacidades neuronales y cómo es y ha constituido uno de los más importantes laboratorios de transformación mental, espiritual y fisico-química de toda la humanidad desde sus comienzos.

En realidad, lo que más me llama es la mezcla y asociaciones de conceptos muy dispares, unidos con el pegamento sonoro, muy útil para este propósito. La sinestesia sería una de estas vías, sin embargo las fusiones de elementos en lo creativo son incontables.

Sería injusto atribuir mis influencias a unos pocos autores. Desde Bach o Chopin, a las maravillas de Tunçboyacıyan o Karaindrou, Mertens, Zappa, Patton, pasando por diferentes músicas tradicionales de distintos continentes, sin dejar atrás a Henry o Schaeffer, mis referentes musicales son amplios y muy dispares. Aunque generalizando, me atrae lo que tiene que ver con sintetizadores, como Oldfield, Krafwerk, Jarre, Vangelis, Moroder, Schulze, o muchas otras referencias electrónicas de los 90 como Autechre, Playd, Aphex Twin, por mencionar algunos muy conocidos.

Por otra parte, me influyó la cultura pre-globalización del tecno y de club del país en los 90, diferenciándose mucho las zonas norte (Asturias, Cantabria, Vizcaya), de la meseta (Valladolid, Salamanca) y el sur (Andalucía y Extremadura), siendo éstas mis zonas de influencia.

En cuanto a componer, las épocas más prolíficas han sido etapas donde casi no escucho nada de música, donde el silencio toma más importancia y las fantasías sonoras aparecen en la imaginación.

Hay todo un mundo de posibilidades en la fusión de lo tradicional y lo actual. En mi caso, no me gusta verlo de forma diferente, pues concibo el hecho musical como algo atemporal y universal, salvando las distancias de la técnica empleada para producir.

Los productos musicales industrializados abogan por cubrir esta relación, y desde mi parecer, mucho se queda en lo estético, olvidando precisamente comunicar o transferir la esencia de la costumbre. Tocar por bulerías con un iphon no sería actualizar el flamenco, aunque habría quien pensara que sí. Comprender el sentido profundo del flamenco es lo esencial, y una vez entendido, no importa si se usa una guitarra o una bomba de hidrógeno para transmitir un mensaje antiguo de generación en generación.

La música tradicional, comprendida como esa gran biblioteca de conocimiento más antiguo perpetuado y transmitido de boca en boca a través del tiempo, esa que ha llegado hasta nuestros días gracias al trabajo casi arqueológico de quien la ama, esa música puede y debe servirse de los medios actuales para continuar su flujo…

Supongo que, cuando dices música tradicional en relación a la música electrónica, te refieres en el primer caso a música hecha mediante utensilios que no usan electricidad, instrumentos de madera, cuerdas, fibras naturales y cosas así. La diferencia está, por tanto, en el uso de la electricidad. Esta diferencia es grande si lo vemos desde el punto de vista de la energía y la economía, pero insignificante si lo vemos desde el punto de vista del mensaje.

Podemos ver cómo un roncador paleolítico (bramadera o zumbador) se comporta igual que un oscilador, la diferencia está en que la energía producida por la invención más antigua es más directa. Un tambor es más sofisticado que dos piedras chocando, y ambos hacen ruido. Cuanto más evolucionado sea un instrumento, mayor complejidad en la transformación de la energía en ondas sonoras. Para mí, no es tan importante el cómo, sino los porqués y para qué manejamos las ondas sonoras. El instrumento es el medio que utiliza el músico o intérprete para traer la música de allá donde está al mundo físico.

Hay, al menos, dos vertientes en mis intervenciones en directo. Por un lado los conciertos, donde interpreto en tiempo real las piezas musicales y composiciones propias con alguno de mis instrumentos; por otro lado están las “Live Sesions”, como las que ofrezco dentro de los ciclos de Plug&Dance.

Para crear las “Live Sesions” uso grabaciones de temas propios, trozos de estos, ruidos ambientales, efectos sonoros y diferentes secuencias que utilizo como partes para remezclar en directo. Acostumbro a preparar mi equipo de mezclas con una biblioteca que suma unas ocho o diez horas de fonogramas y, a partir de ahí, construyo según lo que el grupo de personas que acuden a la sesión me inspira, aunque siempre hay una idea general previa y una preparación de los paisajes por los que pretendo llevar a los asistentes.

Sobre el tipo de música, podemos estar de acuerdo en que es electrónica según los medios que se utilizan para crearla-interpretarla. En las sesiones Plug&Dance, según su función, podemos decir que es música de danza.

En cuanto a cómo moverse, es suficiente disponer de una actitud abierta a la escucha y a lo que suceda y permitir que el cuerpo, la mente y todo lo que seamos capaces de reconocer como nosotros mismos hagan todo lo demás. No es necesaria ninguna experiencia previa, en cualquier momento alguien puede experimentar un renacer espontáneo descubriendo una faceta suya jamás imaginada. Es seguro que el estado anímico del momento, las emociones, los pensamientos, ... condicionen lo que sucederá en cada sesión. Utilizar las ondas sonoras para moverse, viajar, explorar, es algo muy antiguo. Solo hacemos con otros medios lo que muchas tribus han manejado desde la antigüedad.

Para crear una sesión me inspiro en algunos conceptos como el vacío, las conexiones con fenómenos extra-corpóreos de diferente naturaleza, los viajes y desplazamientos por diferentes estados de conciencia, entre otros. Ya durante la sesión entro en un estado de flujo provocado por las sensaciones que me transmite el público con sus movimientos, con sus danzas y por mi propio estado mental-emocional.

Aunque durante las sesiones recibo algunas ideas, el nivel de concentración está centrado en aportar y no tanto en recibir. En las sesiones me dedico a repartir el fluido que recojo en las fuentes en otros momentos. La fuentes están en otra parte.

Gracias por esta cuestión con tanta miga. Intentaré responderte.

La energía se manifiesta de diversas formas. Todo un conjunto físico-químico, sensorial, emocional y cerebral se pone en funcionamiento en cada sesión y activa diferentes mecanismos de placer.

Es a través de los sentidos como me llega mucha información. El retorno de los sentidos, de hecho, es muy importante para poder guiar la sesión en tiempo real, de otra forma sería suficiente con reproducir una selección musical en un orden previamente establecido, sin dejar nada a la improvisación. Aunque hay más cosas, ya que la suma de todo lo que sucede me transporta a un estado embriagador difícil de explicar, intentaré resumirlo desde los sentidos y las emociones.

Veo cómo os movéis y puedo distinguir el nivel de implicación, el estrés, la excitación o la calma. Escucho vuestra respiración y algunos sonidos guturales que también me indican el nivel de cansancio o de abstracción y el nivel de inmersión en la danza. En entornos cerrados se pueden apreciar muchos olores que denotan el trabajo físico y hormonal, entre otros. Durante la danza movéis mucho aire a nuestro alrededor. También la temperatura y la humedad indican muchas cosas. Aunque gozamos de un espacio con medidas ambientales óptimas, puede notarse cómo la temperatura ambiente sube o desciende, y eso aporta mucha información. Todo ello es muy inspirador, es un flujo constante donde todo sucede al mismo tiempo y genera un feedback que la mente procesa y emite mediante las manos y el sonido.

Las emociones también juegan un papel fundamental. Si tú te emocionas, hay algo que se dispara en mí, una especie de súper-motivación en tiempo real que saca mis mejores facultades; lo mismo ocurre a la inversa. Si no se conecta, el desastre también está garantizado. Esto también sucede en otras áreas relacionadas con instintos elementales y mecanismos de placer. ¿Se te ocurre alguna?

Con todo esto creamos entre todos una especie de molécula, por así decirlo, única en cada sesión, donde cada uno de nosotros, como un átomo que interactúa con el resto, da forma durante un momento a una figura energética única, con características diferentes a la suma de sus partes.