Sonido, música, creatividad, electrónica de autor, interactividad, filosofía DIY. Proyecto en solitario de Martínez Franco. Comienza su carrera con esta identidad en 1998, creando música interactiva para ordenador y dando su primer concierto en el año 2000 en el "Festival de Sueños" en Cantabria, manteniendo una fuerte actividad con base en Salamanca hasta el 2005. En 2006 se traslada a las Islas Canarias donde, apartado de todo público humano, realiza conciertos para volcanes, vientos, océanos y otros seres. En la actualidad reside en una zona rural de Cantabria. En su formación convergen diversidad de disciplinas; Licenciado en Bellas Artes, cuenta con un máster en musicoterapia, y acumula experiencia en el arte callejero a través de performances, la gestión cultural y organización de eventos,  la creación de inventos y tecnologías adecuadas para distintos fines. Ha practicado distintas disciplinas relacionadas con la danza, las artes marciales o la agricultura, siendo la transversalidad el concepto que mayormente puede definir su trayectoria.

Impresionoise es conocido por su Live Perforance, en donde interpreta sus composiciones musicales con ordenador y controladores de fabricación propia. Su labor ha sido experimentada en más de un centenar de ocasiones en salas y espacios de todo tipo y reconocida en instituciones y festivales especializados como IUA, Fundación Phonos, Display Berlín o Sónar de Barcelona, entre otros. Además del Live, ha creado música escenográfica, interviniendo en directo en varias obras como "Involución", "Doors" o "Cabaret de Sótano". El término Impresionoise está creado a partir de la combinación de las palabras impresionismo y noise (del ingles “ruido”, del francés “riña”, “argumento” o “buscar las cosquillas”). Es el seudónimo que representa al compositor, luthier, computista e intérprete, y bajo el que son recopiladas las producciones de naturaleza eléctrica, dentro de un estilo que surge de la fusión de la premisa punk "Do It Yourself" (hazlo tú mismo) sumada a estos tres elementos:

  • Informática, como medio de expresión.
  • Electrónica, comprendida como conjunto de técnicas y tecnologías que posibilitan el diseño y construcción de artilugios que complementen las limitaciones de computadoras y software, expandiendo la capacidad expresiva humana.
  • Interpretación en tiempo real, como disciplina desarrollada para la ejecución de obras sonoras o audiovisuales.

Inspirados en el Jazz y la Electrónica en su vertiente mas heavy, cada tema está cargado de dramatismo, crudeza y emotividad, con una elaboración retorcida que persigue el equilibrio entre rítmica y armonía, en una búsqueda constante hacia la Originalidad, resultando en conjunto una rareza barroca, cruce de caminos entre estilos.



 

Su música ha sido aplicada en contextos muy diversos, desde la escena de baile a los festivales de folk o eventos especializados en temáticas de ciencia y tecnología, museos de arte contemporáneo, teatro y activismo, pasando por alguna incursión en el Hip Hop, colaboración en Orquesta Sinfónica, o recientemente en entornos naturales sin asistencia de público humano. Una actitud inconformista y rebelde, una personalidad que abarca el cultivo de otras disciplinas y un itinerario vital ligado a pueblos y ciudades pequeñas, con viajes y aventuras puntuales en grandes urbes, han condicionado tanto la divulgación como el acceso a su obra, la cual hasta la fecha sólo ha podido vivirse en directo o escucharse muy pocas referencias en la web, siendo uno de los mayores desconocidos de la música electrónica española que cuentan con una considerable producción.



El comienzo.

Por aquella época andaba construyendo bases en Fast Tracker y armando temas de música interactiva por ordenador. Me pasé una etapa encerrado en una habitación que se había convertido en un entorno extraño. Tenía la cama en el suelo, colocaba dos cajas de cartón cerradas sobre la cama separadas entre si de tal forma que pudiera sentarme en medio de ambas. Sobre ellas instalaba una tubería metálica de aire acondicionado con un altavoz grande como un plato de sopa en uno de los extremos y en la salida opuesta hacía coincidir la pantalla del ordenador. El tubo tenía un codo con un orificio en un lateral, lo suficientemente grande para que cupiese mi cabeza. Encendía el ordenador, me sentaba en la cama, metía la cabeza por el tubo y, con el ratón y teclado sobre un cartón apoyado en mis rodillas, me pasaba las horas y los días creando ondas y ruido en estado salvaje.